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Asombroso testimonio de un combatiente en la Guerra Civil.


Inés González. Zaragoza.
28 de junio de 1968.


"Me obligaron a fusilar a republicanos" conoce la increíble historia de M.R.


Ayer, día 27 de junio periodistas del diario La Censura tuvieron el honor de poder hablar y recopilar información con y de uno de los supervivientes de la Guerra Civil. Esta persona, apodada como M.R. por motivos de seguridad desempeñó un papel distinto a la mayoría de supervivientes.

Su testimonio dice así:

"Teníamos que tirar tres tiros a la espalda y dos a la cabeza. Empezaba la corneta a sonar: ti ti ti para que nos fuéramos preparando. Cuando volvía a hacer ti, apretábamos el gatillo. Todos caían hacia atrás. Se quedaban allí un poco, sangrando. Luego los cargábamos en un camión, no sé dónde los enterraban".

Es la desgarradora declaración a "La Censura" de M.R., soldado del bando franquista durante la guerra civil quién con 22 años fue obligado a participar en más de cincuenta fusilamientos.

M.R. era hijo de un ama de cría de los hijos de un ministro del rey Alfonso Xlll . El médico del pueblo seleccionó a este ama de cría como madre lactante para viajar a Madrid y M. R. fue criado por su padre gracias a la leche de una burra.

Tras el alzamiento militar, M.R. se libró de alistarse por no dar la talla pero cuando la guerra se recrudeció fue reclutado.

"En la guerra trataba de no matar a nadie pero muchas veces tenía que hacerlo porque si no te mataban a ti". M.R. estuvo en el frente y luchó en batallas muy duras. Fue miembro del cuerpo de guardia de una cárcel y participó en varias ocasiones como piquete de ejecución.

Según M.R., los fusilamientos comenzaron por la necesidad de reducir la cantidad de prisioneros y de eliminar a todo aquel implicado en la defensa de la Segunda República.
"Nos despertaban a las seis de la mañana. Debíamos ir cinco soldados por cada preso".
Casi treinta años después esta persona todavía recuerda lo que le gritaban los que estaban a punto de morir: "Tirad bien, soldaditos, tirad bien, no nos dejéis sufriendo".

El relato de M.R. sigue: "Una vez disparamos a catorce, pero uno quedó vivo, de pie. Empezó a gritarnos: "¡Matadme! ¡Todavía no me matasteis! ¡Si Dios existiera, mataría a quien manda matar! Tras disparar de nuevo, fueron advertidos: "El que se haya negado a disparar será fusilado con el que quedó".
"Mi historia es la misma que la de muchos otros, muchos más de los que pensamos. Hombres de izquierdas atrapados por el franquismo y obligados a asesinar a otras personas".
El testimonio de M.R. es el único testimonio de un piquete de fusilamiento del bando nacional registrado hoy en día.

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